La Aspiración del Poeta
Según Paúl Valéry la tarea del poeta es ciertamente penosa y fatigante, dolorosamente desmedida y poco valorada. Temo que coincido más de lo que quisiera. Es probable que la eternidad y el incierto devenir sean motivo, causa y consecuencia del poeta. Asumir la finitud es tarea de valientes, o alocados quizás. Vaya uno a saber... Se me ocurre intuir que el artista procura trascender a sí mismo a través de su obra.
La tragedia de Unamuno y Shopenahuer; la resistencia estética contra lo inapelable; cuestionando con la pluma lo incuestionable, desnudando a la muerte de disfraces, mostrándola tal como es, perversa, irreducible. La muerte y su cruel sabiduría; la muerte y su real fundamento: “darle sentido a la vida”.
La inmortalidad al igual que la ausencia de riesgo sería la más cruel de las sanciones. Imaginemos por un rato la permanencia eterna de todas las cosas, de todas las gentes, de todas las alegrías, de todas las tristezas, de todos los bienes y males, de todas las fiebres, de todos los fuegos, de todas las heladas, de todas las muertes. Nada ostentaría auténtica jerarquía.
La finitud jerarquiza a la vida vistiéndola con espléndidos tules; el poeta no hace más que desentrañan ese laberinto barnizando sus detalles con sentido estético. La ciencia y el conocimiento le imponen al poeta su realidad; el arte su lucha, su aquiescencia.
El poeta implora por aquello que ve ultrajante y vejatorio, advirtiendo al mismo tiempo su arrebatadora entidad, completa de vital inspiración...
Sospecho pues que existir sin tener en cuenta el sentido trágico que la vida tiene constituye un irrespirable oxímoron...
“Muerte: Tu valor no es saber esperar,
eso constituye una simple e inevitable característica,
la única virtud tangible está en ir, de modo armonioso,
hacia tu arbitrario encuentro”
Gentileza: El Rincón de Sala
Ateneo Popular Arturo Jauretche